En los protocolos de contratación pública cada vez está más extendida
una máxima: no sólo hay que ser honesto, sino parecerlo. Ejemplo de lo
contrario sería la manera en que Marta Ribó, hija del alcalde de
Valencia, Joan Ribó, logro un contrato temporal en el Instituto
Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) para cubrir un puesto de
ingeniero agrónomo tras obtener la mejor valoración debido a un
requisito que la convocatoria situó por encima de todos: la acreditación
de experiencia.
El procedimiento seguido en el Instituto Valenciano de
Investigaciones Agrarias para contratar a la hija del alcalde de
Valencia, Joan Ribó, incluye irregularidades graves que, de no haberse
producido, habrían impedido que Marta Ribó consiguiera su contrato de
investigadora.
Obtuvo la plaza porque se le baremó erróneamente y pasó de los 1.450 días de experiencia a los 2.900 días
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